UNO DE LOS 61 MARTIL
DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
SACERDOTE Patricio Aliaga Rubio
PRIMO DE MI BISABUELA
Don Patricio Aliaga Rubio nació en Pliego el 11 de octubre de 1879 siendo martirizado el 6 de diciembre de 1963. Don Patricio, era primo materno de mi Bisabuela, Antonia
Rubio Aliaga, Muleña de nacimiento y casada con el Cabo Fogonero de Cartagena,
Alberto Truque Blanco. A su prima le unía una gran amistad, visitando muy a
menudo la ciudad departamental y como no, aprovechando las visitas para
participar en los actos de nuestra Gran semana Santa, siento los colores morados de la familia.
Santísima Virgen de la Caridad 1920
Documentos de la época acreditan en varias
ocasiones, el paso de Don. Patricio por Cartagen, "El noticiero de fecha 01 de
marzo de 1922, …Con mucha concurrencia se han celebrado durante los días de
carnaval, en todas las iglesias, solemnes triduos de desagravio a Jesús
sacramentado. En Santa María de Gracia, predicaron los Sacerdotes don Ángel
Saura, don Juan José Fernández y don Eugenio Para, celebrándose ayer a la terminación
del triduo procesión eucarística que recorrió las naves del templo entre cánticos
al divino redentor, llevando bajo palio por el Capellán don Patricio Aliaga, Párroco
de Mula y que se halla accidentalmente en esta, Resulto un hermosos acto de
desagravio, y por ello felicitamos al arcipreste SR. Cavero…”
El 31 de julio de 1922, según el diario Eco
de Cartagena de la fecha, comunica que se encuentra en Cartagena el virtuoso
sacerdote, párroco de mula, don Patricio Aliaga Rubio.
En estas llegadas a Cartagena, don
Patricio, comía y pernoctaba en más de una ocasión, en casa de su prima Antonia
Rubio, ya que entre ellos existía un gran lazo familiar.
Don Patricio, llega a Cartagena huyendo de
la persecución de los milicianos de Mula a casa de su hermana, los cuales acuden a casa de mi bisabuela, al estar controlada la casa de la hermana de D. Patricio. Mi bisabuela, consigue esconderlo en una
habitación que tenía en la terraza que daba a la calle del Ángel, mientras se intentaba conseguir con el Consulado de Alemania su salida de España.
En ese momento, mi bisabuelo Alberto Truque
Blanco, se encontraba retirado en cama, de la Armada Española , debido a una
gran enfermedad en los pulmones. Mi Abuelo José Truque Rubio, que estaba casado
con mi Abuela, Antonia Truque Rojo, pertenecía a la Marina Española (bando
nacional) y mi tío abuelo, Miguel Truque Rubio, al Ejército de Tierra
(Artillería, bando republicano), este último, en los calabozos por negarse a
coger un arma, a la espera de un Consejo de Guerra.
Jaime I- Buque de Guerra en el que estuvo embarcado Alberto Truque Blanco |
Una vecina conocedora de la presencia de D. Francisco (esta lo conocía de otras visitas, además de saber que era cura), la que puso en conocimiento de los
Milicianos donde estaba escondido Don Francisco. Sin más
preámbulos los Milicianos, se presentaron en la casa, registrándola de arriba abajo, bajando a la plaza de la
Merced (El Lago) a mi bisabuelo (en ropa interior) enfermo. Tal fue el alboroto que se creó, que todos
los vecinos del casco antiguo de Cartagena, se congregaron en defensa de la Familia Truque , muy querida por
los Cartageneros, además de la propia prensa de la Ciudad.
Calle Montanaro - Cercana a la Plaza de la Merced (El Lago) de Cartagena
Mi bisabuela que venía de buscar comida,
se encontró con su marido y los milicianos. Estos se dirigieron a ella pidiéndoles que le entregara al cura que tenía escondido. Jugándose su vida, les dijo y suplico de rodillas ...que no tenía a ningún cura en su
casa, mintiendo durante más de una hora, tiempo en el que lo vecinos increpaban a los milicianos. Los Milicianos por su parte, viendo
que cada vez salían más vecinos a increpándoles, decidieron marcharse. (Lo que no
sabía mi bisabuela, es que estos harían la guardia)
Al subir a su casa, espero
un gran rato para acceder a la habitación de la terraza, con el fin de comentarle a su primo
todo lo sucedido, exponiendole que estaba en juego la vida de su marido y de
sus hijos. Tomaron la decisión de esperar una oportunidad para ponerse en contacto con el amigo del Consulado Alemán, con el fin de poder sacarlo de Cartagena
con vida. (Mi bisabuelo, murió de una gran pulmonía, que cogió, ese día, al
complicársele la enfermedad).
Tropas entrado a Cartagena
Pasado un tiempo y una vez organizado el plan para sacarlo y trasladarlo a la estación de RENFE para su fuga, vieron la oportunidad de la salida, desconociendo que la vecina realizaba junto con su familia la vigilancia para los milicianos. Don. Patricio fue trasladado a casa de su hermana, tras varios días, siendo apresado por los milicianos que vinieron de Mula, en la noche del 5 de septiembre. El 6 de septiembre de 1936, se produjo por parte de estos ASESINOS, una de las tantas barbaries, de aquellos que decían ser el pueblo.
Milicianos Asaltando una Iglesia 1936
Terminada la Guerra Civil Española, la vecina traidora y republicana suplico clemencia a mi bisabuela (conocedora de las influencias que
tenía el apellido Truque en la Armada Española y en Artillería , debido a la dedicación de sus generaciones en su dedicación militar), ya que su hijo iba a ser fusilado tras Consejo de Guerra, por los asesinatos de tantos inocentes, que nunca portaron armas.
Algunos Fusilamientos por parte de los Milicianos
De don Patricio se ha escrito, que si lo echaron
a los cerdos y otras cosas más. En el Blog spot de una abuela
(http:/amis95.blogspot.com.es), se cuentan los siguientes sucesos: “A
los cadáveres de los sacerdotes asesinados don Sotero González Lerma, don
Mariano Ruiz Martínez y don José Alfaro Rivas, los miembros del Comité local
les seccionaron las orejas y éstas fueron servidas como aperitivo en las
tabernas. El cuerpo sin vida del sacerdote don Patricio Aliaga Rubio fue
arrojado a los cerdos, y al de don Antonio Faúndez López, franciscano, le
machacaron la cabeza. Al presbítero don José María Cánovas Martínez le
extrajeron el corazón sus asesinos y lo comieron asado en la taberna La Peñica de Lorca (Murcia),
según confesión propia de uno de ellos”.
En otra Publicación se destaca, como después de haber sido asesinado, le quitan el dinero que tenía en una cuenta
Bancaria: Libro: ¡OBRERO! INGRESANDO EN LA COLUMNA DE HIERRO
FORTALECES LA
REVOLUCIÓN. Guerra Civil en Murcia. Contenido: Un análisis sobre el
poder y los comportamientos colectivos. Editorial: Universidad de Murcia
1999 - Deposito Legal: MU. 1346-1999 - ISBN 84-8371-096 X - Autora: Carmen González
Martínez
Con carácter general para toda la provincia, el Comité Provincial del FPI de
Murcia creó la Comisión
de Economía y Socorro (Junta Recaudadora del Comité de Defensa de Murcia)
encargada de realizar efectivas las cantidades asignadas a la Banca y a particulares para
sostenimiento de la
Causa Republicana.
En agosto de 1936 ya estaba funcionando este organismo, cuya Junta Recaudadora
solicitó en septiembre del mismo año la cuota de 25.000 pesetas al Banco
Popular de los Revisores de Alhama bajo la amenaza de duplicar la cifra si no
la hacía efectiva en el plazo fijado. (122.- En Ibídem. Folio 16. Se hizo
entrega de la cuota asignada con fecha 7 de septiembre de 1936, antes de que se
cumpliera el plazo fijado por el Frente Popular de Izquierdas de Murcia)
... y en Mula fueron traspasados (a la cuenta que el Banco Hispano Americano
tenía abierta la
Junta Recaudadora de la Comisión de Economía y Socorro del FPI de Murcia)
los saldos de dos ciudadanos: Pedro Pérez de los Cabos (8.769 pts .) y Patricio Aliaga
Rubio Sacerdote de éste municipio (6.847 pts .) asesinado en la represión violenta
de Inicios de la Guerra.
El obispo de la Diócesis de Cartagena, Juan Antonio Reig Pla, abrió en el año 2007 el proceso de canonización. Según testimonios e informes de la época, muchos fueron torturados antes de su muerte por apuñalamiento o por disparos de bala. Está documentado que alguna de las víctimas fue enterrado vivo, a otros les arrancaron los ojos, les cortaron las orejas o los arrastraron por la ciudad, como es el caso del P. Sotero González Lerma, párroco del Carmen, a quien también colgaron de la fachada de la iglesia y prendieron fuego.
El obispo de la Diócesis de Cartagena, Juan Antonio Reig Pla, abrió en el año 2007 el proceso de canonización. Según testimonios e informes de la época, muchos fueron torturados antes de su muerte por apuñalamiento o por disparos de bala. Está documentado que alguna de las víctimas fue enterrado vivo, a otros les arrancaron los ojos, les cortaron las orejas o los arrastraron por la ciudad, como es el caso del P. Sotero González Lerma, párroco del Carmen, a quien también colgaron de la fachada de la iglesia y prendieron fuego.
Los sacerdotes asesinados en Cartagena fueron: José Gómez Llor, José
Alfaro Rivas, Patricio Aliaga Rubio, Francisco Ballester Úbeda, Juan Bernal
Bernal, Miguel Coronel Bermejo, Sebastián Coronel Bermejo, Agustín Delgado
Macián, Antonio Ferra Martínez, Antonio Gallego Alvarado, José García Mercader,
Sotero González Lerma, Juan González Rodríguez, Manuel Guzmán Nicolini, Antonio
Hernández Ruiz, Ginés Hurtado Lorente, Emilio Illán Jiménez, Andrés López
Cutanda, Víctor Lledó Martínez, José Macho Carrasco, José Marín Alonso, Domingo
Marín Navarro, Martín Martínez Carrión, Fernando Martínez Gea, José
Martínez-Fortún Martínez, Antonio Martínez Urios, Antonio Pascual Navarro,
Pedro José Pérez Ruiz, Antonio Pujante Alcaraz, Pedro Quirós Ródenas, Enrique
Sánchez Guillén, Francisco Soler Espinosa, José Antonio Tudela Mulero, José
Valera Caravaca y Macedonio Vidal Herreno.
Del gran trabajo realizado y publicado en internet (PDF) con el título “muertes
gloriosas- mazarrón” (www.parroquiasmazarron.com),
se obtiene en su página 36/168 la siguiente historia sobre D. Patricio Aliaga
Rubio.
12.
D. Patricio Aliaga Rubio Párroco de San Miguel de Mula + 6 de septiembre de
1936 No debía quedar privado el Clero de la Ciudad del Niño del honor de contar
entre sus miembros algún mártir. Y por inescrutables juicios divinos, la
elección vino a recaer en el Párroco de S. Miguel de dicha ciudad, D. Patricio
Aliaga Rubio.
Nació
este excelente sacerdote en el seno de una familia acomodada de Pliego, el año
1873. De su aplicación y aprovechamiento en el estudio es buen indicio la
Licenciatura en Sda. Teología, que ostentaba. Y de su aprovechamiento en la
ciencia de la virtud, la fama de sacerdote ejemplar y celoso, que se
conquistaba inmediatamente en donde quiera que ejercía, su sagrado ministerio.
Era
Párroco de S. Miguel de Mula desde el 1920.
Exacto
cumplidor de todos sus deberes parroquiales, los niños constituían, sin
embargo, el objeto preferente de su celo. Cuidaba con exquisito amor de la
Catequesis, desviviéndose en todo momento por atraer a ella a los niños con
halagos, con premios y con toda clase de ingeniosas industrias.
Mirando
asimismo a la formación cristiana, de la niñez, trabajó con el mayor tesón,
hasta conseguir la fundación, en Mula, de un Colegio de Religiosas, dirigido
por las Hermanas de la Pureza de María Santísima, de que fue siempre decidido
protector.
El
asesinato de un hermano suyo (militar retirado) en Pliego, apenas iniciado el
Alzamiento, hízole comprender la inminencia del peligro, que le amenazaba, si
permanecía tan próximo a su pueblo natal y en lugar donde era tan conocido. Por
lo que el 20 de julio, muy de mañana, salía de Mula a pie; y en medio de la
carretera tomaba el autobús de línea para trasladarse a Murcia.
En
esta ciudad, permaneció algunos días. Pero no sintiéndose tampoco seguro,
determinó pasar a Cartagena, a casa de una hermana suya, que allí vivía; con el
designio ulterior de buscar una oportunidad para embarcarse y salir de la
España roja.
La
primera parte de su proyecto consiguió realizarla; pero no así la segunda; pues
cuando tenía casi ultimadas en el Consulado alemán las gestiones necesarias
para el embarque, sobrevino de pronto la tragedia. Alguien, que le conocía y le
vio, apresurose a dar cuenta a Mula y a Pliego de su presencia en Cartagena y
del lugar donde estaba refugiado. Y una noche, la noche del 5 de septiembre,
unos milicianos de Pliego llamaban a la puerta de su hermana, preguntando por
D. Patricio; al que con muy malos modos obligaban, unos minutos después, a marcharse
con ellos, con el pretexto de rendir cuentas de la Hermandad de Ntra. Sra. de
los Remedios, Patrona de Pliego.
Fue
llevado primeramente a Mula, donde se detuvieron unas horas; y en las primeras
del día 6, emprendían de nuevo la marcha en dirección al supuesto término del
viaje. Mas al pasar el puente, que llaman de Pliego, otra vez se detienen y
mandan a su prisionero descender del coche.
Se
dijo por Mula que, percatado éste de las intenciones de sus asesinos, pretendió
huir. Pero corrieron más las balas de los fusiles, que pronto le alcanzaron,
derribándole en tierra.
Después
de esto, le despojaron de todo lo que encima llevaba (¡hasta de la dentadura!);
y se ensañaron con él de la manera más brutal. Pues aunque se desconocen los
detalles, se presienten con estremecimientos de horror, al ver el empeño puesto
por los asesinos, en que no quedase rastro del cadáver de su víctima.
El
mismo día del asesinato cundió también por Mula el rumor de que el cuerpo del
Párroco de S. Miguel estaba en la carretera de Pliego, completamente
despedazado, en parte comido de los puercos y en parte quemado. No pudieron
comprobarse estos extremos. Lo que sí es cierto, es que, habiéndose afirmado
por individuos pertenecientes al Frente Popular que el cadáver había sido inhumado
en el Cementerio de Mula, no fue posible, después de la Liberación, dar con él;
aunque se le buscó con el mayor cuidado y hasta se sacó de la Cárcel al
Enterrador, que debió intervenir en la operación del enterramiento (y del que
se suponía que había tenido participación en el mismo crimen), para que
indicase el lugar exacto, en que había sido colocado.
Evidentemente
los asesinos de D. Patricio tuvieron marcado interés (¿sería por un resto de
pudor?) en que nadie viese el estado de los restos del sacerdote asesinado.
De
ciertas frases, oídas a los mismos verdugos, se pudo colegir también que D.
Patricio había muerto invocando a la Virgen del Carmen. No es extraño (y aunque
los milicianos no lo hubiesen dicho, había que suponerlo así); puesto que era
devotísimo de esta popular advocación de María y en su Parroquia había y hay
una Iglesia, consagrada a esta misma advocación, en la que todos los años se
celebran solemnísimos cultos en honor de la Virgen Carmelitana; cultos, en los
que D. Patricio ponía todo el entusiasmo de su gran corazón.
Es
una gran pena que, por la razón anteriormente apuntada, no haya sido posible
tributar a los restos mortales de D. Patricio Aliaga, santificados por tan
cruel martirio, el honor, que les era debido. Pero entre los muleños, que tanto
le estimaban, perdura indeleble, su memoria. Una hermosa lápida, colocada en el
Colegio de las Hermanas de la Pureza, dice a todo el que la lee, los desvelos y
afanes del sacerdote martirizado por la educación cristiana de los niños de Mula.
Y en su Parroquia de S. Miguel, en dos días del año (el 17 de marzo, fiesta
onomástica del que fue su Párroco y el 6 de septiembre, aniversario de su
muerte), se celebran solemnes funerales por el eterno descanso de su alma.
En memoria de D. Patricio, que compartió el sacrificio para obtener la Vida Eterna.