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viernes, 3 de agosto de 2012

A mi Madre, Cartagenera, Procesionista y Marraja.

Aun sin saber lo que uno piensa en la confusión de los sentimientos interiores, son tantas cosas las que quiero trasladar, que conforme voy pensando en lo que quiero escribir, tengo que parar del nudo que sube desde la boca del estomago hacía la garganta, aguantando en lo posible, el dolor que aun perdura, y sin saberlo más intenso que nunca.

El pasado 8 de julio, se cumplían 17 años del fallecimiento de nuestro padre, y aun habiendo pasado tanto tiempo, algunos como yo, todavía no han podido superar aquella marcha tan inesperada como no deseada, teniéndolo presente en cada momento de nuestras vidas, con el simple deseo de que su memoria perdure por siempre, siendo tal afán de vivencia, que mis nietos con dos años de edad, saben señalar la foto de su bisabuelo pepe, cuando se les pregunta por el.

Y llegando el viernes 20 del presente con mucho tacto por parte de mis hermanos y mi mujer, me anunciaban algo que jamas esperaba.

Plomazo de lleno, ¿mi madre en un hospital?, no me lo creía, pero conforme me acercaba a este, sentía un miedo que se acentuaba en nervios, era algo sin sentido, pasaban por la cabeza cientos de malas ideas, de malos presentimientos.Tenía sentido mi mal estar, en 78 años nunca se puso enferma, y solo acudió al hospital para dar a luz.

Ha sucedido tan rápido, que es imposible de asimilar. Se que es real lo ocurrido, pero cuesta comprenderlo, asimilarlo y vivirlo. Ella es el pilar de todos nosotros y de otros a los que ayudaba.

Y si, el pasado miércoles 25 del presente a eso de las 14:15 más o menos, mi MADRE se marchaba, nuestra LOLA, Dolores Truque Soriano, devota del Stmo. Cristo del Socorro, de nuestro Padre Jesús Nazareno, del Cristo de Medinaceli, de su Stma. Virgen de la Caridad, de su Stma. Virgen de la Piedad, de las Hijas de María, colaboradora de Caritas San Diego, Marraja, Procesionista, Cartagenera, bordadora en el taller de Consuelo Escaméz con el manto de la Stma. Virgen de la Soledad, de su Barsa, mujer de paz, Cristiana, Caritativa, de solucionar problemas y conflictos, persona justa, y un largo etc., que sembró a lo largo de su vida.

Después de tanto sufrir, pedir y rezar por los demás, ahora le toca descansar, aunque se de sobra, que seguirá con nosotros acompañada de mi padre, protegiéndonos como siempre, con su AMOR de MADRE.

No pondré ninguna foto de ella en esta página, pues aparte de ser guapa, ella era muy coqueta, y no le gustaban esas cosas. Además de seguir escribiendo en este color que representa parte de la cinta de las hijas de María, las cuales, le rindieron sus plegarias, quiero terminar con algo que es real e inconfundible, entendiendo que en los momentos que te falla la fe, siempre creemos en alguna señal que nos hace recuperarla.

Después de habernos despedido de ella el Jueves en el tanatorio, fue portada por sus hijos, nietos y amigos a lo largo del cementerio, hasta llegar a la fosa en donde descansan sus restos junto a sus padres y nuestro padre. Durante el trago amargo del enterramiento, el cielo tronaba con fuerza en la zona de la fosa, dando signos de como San Pedro comenzaba la apertura de la puertas para ella, mientras que el resto de este, era azul como una intensa alfombra azul.

Cuando la introdujeron en la fosa, comenzaron a caer grandes gotas de agua, no se si de llanto o de Bendición, pero el hecho principal ocurrió al cerrar la lapida. Todo se calmo, dejo de llover y al mismo tiempo se sentía la fragancia de ese Jueves Santo a las 18:10, en el que ha concluido el cabildo de la yemas, y las calles son tomadas por el intenso color morado de los Marrajos.

Puede ser que sean mis pensamientos o mis sentimientos, el caso es que sucedió, y algunos lo sentimos intensamente de esa forma, como tu nos demostrabas todos los días la fe, con tus tres Aves María.

Nos tienes unidos a todos tus hijos/as, hijos políticos/as, nietos/as y biznietos/as, como siempre fue y sera, con nuestras cosas y manías, pero como una sola familia, recordándote mientras vivamos, y esperando que cuando llegue el día de nuestra partida, tu y el papa, nos acompañéis hacia la luz de la misericordia.

Pero ante todo mama, no quiero despedirme de ti, no quiero decirte adiós, por que se que sigues entre nosotros, por que me faltan muchas cosas que decirte, por que ahora más que nunca no me hago a la idea de no tenerte, por que teníamos cosas por terminar, por que en lo más profundo de mi solo encuentro soledad, por que siempre estuviste en los peores momentos, y por encima de todo, por que TE QUIERO MAMA.


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