Buscar este blog

domingo, 15 de julio de 2012

Algo más del Granadero Martín Álvarez

De todos o casi todos es conocido, que Martín Álvarez Galán  nació en el año 1766, en Montemolín, provincia de Badajoz. Hijo único de Don Pedro Álvarez y Doña Benita Galán, pasaba más tiempo con su madre debido a la profesión de su padre, Carretero por herencia, haciendo los viajes hacia Olivenza y Badajoz. 

Durante las ausencias de su padre, Doña Benita le contaba a su hijo las hazañas de su abuelo que llego a ser sargento con las tropas de Felipe V, perdiendo este un brazo por un tiro de arcabuz, realizado por un inglés, después de haber capitulado todas las tropas en la toma de Badajoz, ocupada por ingleses, portugueses y austriacos. Cuentan, que el odio de Martín Álvarez hacia los ingleses, partía de las historias que Doña Benita, le contaba a este, sobre la desdicha de su abuelo.

A la edad de 14 años empezó a viajar con su padre y en su primer viaje tuvo un encuentro con los bandoleros de la banda "del Bruno". El padre iba dormido en la carga y salió uno de los bandoleros apodado "el Zurdo" apuntando con una pistola a la voz de "...la bolsa o la vida", a lo que Martín dando un salto de la mula hacia atrás, y cogiendo dos piedras de un tamaño regular en sus manos contestó: "dispara, pero como yerres el tiro eres hombre muerto", despertó el padre y apareció el resto de la banda, resultando ser conocidos de don Pedro. El jefe de la banda reprendió al zurdo y lo disculpó diciendo que era nuevo, y acercándose al tío Pedro le dijo: ¡saque la bota tío Pedro!. ¿Qué novedades hay por el pueblo?. Perdona el susto pero es que el Zurdo es nuevo en la partida -. Y mirando a Martín le dice: ¿Y a todo esto que pensaba el jovencito para defenderse? -. A lo que Martín contesta: - Lo que hiciera cualquier hombre honrado a quien intentan quitarle lo único que tiene, defenderme y si es preciso hasta perder la vida -. A lo que contesto el capitán Bruno: - ¡Bravo!, Tío Pedro. Qué lastima que su hijo en vez de carretero no se dedicara a la milicia, le pronostico que había de ser un buen soldado -. Contestando el tío Pedro: - Eso es lo que hace falta Sr. Bruno, que a los cuentos que su madre le tiene metidos en la cabeza le venga usted diciendo eso -. Marcharon los bandoleros sin molestarles y continuó el viaje sin dejar de pensar Martín en la conveniencia de hacerse soldado.

Dibujo de Bandoleros de la época

Muerto el padre, siguió Martín con el oficio de carretero. Se enamoro de María, hija del mesonero Antonio Gil, del "Mesón Nuevo de Montemolín" y de Nicolasa Benklar, hija de un alemán, la cual, no estaba de acuerdo con el amor de Martín y en cambio, quería casar a su hija con Jaime, hijo del molinero, siendo este más rico que Martín.

A la vuelta de uno de los viajes, se encuentra Martín con la doble triste noticia del fallecimiento de su madre y del casamiento casi forzado de María con Jaime. Es cuando decide vender sus pocas pertenencias  y marcharse a Sevilla para alistarse en el ejército, contando con 24 años de edad.

Estando en la "Taberna de la Paloma" de Sevilla, Martín Álvarez, muestra sus deseos de alistarse en un regimiento de caballería, siendo uno de ellos, el de los "Dragones de Alcántara", pero topa con un alistador de la Armada. 

¿Qué hacían alistadores de la Armada en Sevilla?. Por aquel entonces los batallones de Infantería de Marina tenían en Sevilla, Granada y otras capitales, destacadas partidas de hombres que eran bien pagados, tenían buena presencia y lucían sus lustrosos uniformes para intentar captar voluntarios para la Armada; en Sevilla había un pequeño destacamento de reclutación compuesto por un Capitán, un sargento, dos cabos y doce granaderos escogidos, uno de los cuales era Lucas García, granadero de marina, el cual vestía con arrogancia una buena casaca azul turquí, con solapa encarnada vuelta hacia fuera, calzón azul, charreteras encarnadas, gorra de pelo con manga grana terminada en borla amarilla, cuyo uniforme lucía adoptando un aire marcial que impresionaba. 

Granadero de los Batallones de Infantería de Marina

Para poder conseguir que Martín Álvarez se alistara en la Armada, el alistador, supo engañarlo llamando a su batallón "Los Dragones del Viento" y a sus barcos, caballos con nombres de santos. Martín Álvarez quedó encandilado por el alistador, pensando que estos caballos, gracias al viento no sólo correrían, sino que llegarían a volar. Gracias a este engaño se escribió una de las páginas más gloriosos de la Armada Española. Así pasó a ser soldado de la Tercera Compañía del Noveno Batallón, un veintiséis de abril de 1790, siendo su talla de cinco pies y siete pulgadas.

Tras la instrucción y una temporada de vigilancia en los Arsenales de Cadíz, el 16 de septiembre de 1792 embarca como soldado en el navío “Gallardo”, de 74 cañones, pasando de Cádiz a Cartagena.


Granadero de los Batallones de Infantería de Marina
Finales de 1795
Viskovatoff

El año 1793 España e Inglaterra estaban aliadas en guerra contra Francia, donde Robespierre y sus secuaces artífices de la Revolución Francesa, habían dado muerte a Luis XVI, con quién los soberanos de España e Inglaterra tenían tratados de amistad. El Teniente General de la Marina D. Francisco de Borja, fue el encargado de mandar la Escuadra que debía salir de Cartagena. Desde allí se dirigió a Barcelona como centro de operaciones para el bloqueo de las costas de Francia. En un mensaje del Almirante inglés Hood que bloqueaba Marsella y Tolón, pedía seis buques españoles para que le auxiliasen, siendo uno de los enviados el "Gallardo" donde servía Martín Álvarez. Cuando llegó este refuerzo, los españoles e ingleses habían tomado Tolón y puesto por gobernador de aquella plaza al heroico militar D. Federico Gravina. Entusiasmó de tal modo esta victoria de los españoles, que D. Francisco de Borja decidió desalojar a los franceses de las islas de San Pedro y San Antíoco al Sur de Cerdeña, tomadas por los franceses. Allí se encaminó el “Gallardo”  volviéndose de nuevo a Cartagena.

Navío Gallardo
www.oriflama.org/historía

En el año 1794 figura Martín Álvarez en la lista de la tropa nombrada para transbordar al “San Carlos” en un viaje a las Antillas para convoyar a los buques y transportes que conducían gentes y pertrechos para la defensa de las Antillas.

El 26 de enero de 1796 parte en el "Santa Ana" hacia Cartagena y allí pasa a la guarnición del "Príncipe Asturias", embarcando en Cartagena el 1 de febrero de 1797 en el "San Nicolás de Bari", un navío de 80 cañones al mando del Capitán de Navío D. Tomás Geraldino, haciéndose a la mar en Cartagena, hizo rumbo a Málaga y al Atlántico, donde debía recibir y salvaguardar a un gran convoy.

La Batalla de San Vicente

En enero de 1797, el Almirante Jervis se encontraba con su escuadra en Lisboa, tuvo noticias de tres escuadras francesas al norte y una española al sur, habiendo recibido órdenes del Almirantazgo de liberar el Mediterráneo y ante la posibilidad de que lo atraparan como en una ratonera, optó por enfrentarse a la española, al contar ésta con menos buques que la francesa. 

El 14 de febrero cubierta por la niebla la escuadra inglesa, el vigía del "Victory" divisa iluminada por el sol, la flota española que navegaba sin orden de batalla y dividía en dos grupos; entablada las hostilidades se ve al "San Nicolás de Bari" abordado por el "Captain" al mando del entonces Comodoro Nelson, se apoderan del navío y en la cubierta del mismo, Nelson va cogiendo los sables de los españoles muertos y entregándoselos a sus oficiales.

Combate del Navío San Nicolas.

Cuenta el General Bermúdez de Castro en su publicación de “Combate naval del Cabo de San Vicente y el granadero Martín Álvarez” que encontrándose en Gibraltar a donde había ido con motivo de la Exposición de la Marina del año 1885, vio entre los cañones tomados por los ingleses en Aboukir, Trafalgar y San Vicente, uno que era una verdadera joya, de bronce, con un precioso cascabel con dos delfines en sus asas, y esculpido el escudo de España con el “Carolus III”. Un oficial inglés que le acompañaba le dijo: “Del San Nicolás, en la batalla del Cabo de San Vicente”.
Vio asimismo en la casamata donde se encontraba el cañón una plancha de hierro donde figuraba escrito un texto en Inglés que traducido por el oficial al Castellano decía: “14 de febrero de 1797.-Batalla Naval del Cabo de San Vicente. ¡Hip Capitán! ¡Hip San Nicolás! ¡Hip Martín Álvarez!".

Ataque al Navío San Nicolás
La Armada Española del Siglo XVIII

Dice el General Bermúdez de Castro que en su ignorancia creyó que el San Nicolás sería el Santo del día, y el Martín Álvarez algún español que se había distinguido como capitán al servicio de Inglaterra.

Ante la expresión dubitativa del general Bermúdez de Castro, entonces con el grado de Teniente de Marina, el oficial que le acompañaba, prometió mandarle una crónica de la batalla con quién tenía relación aquel cañón. El oficial se llamaba Sir John Butler.

La crónica del oficial inglés relataba la batalla, y al llegar a la parte que nos interesa decía:

“../..Pero en el barco español “San Nicolás de Bari” queda algo por conquistar. Sobre la toldilla arbola la bandera española que flota al viento cual si todavía el barco no se hubiese rendido. Un oficial inglés que lo observa va a ella para arriar la bandera. Antes de llegar un soldado español, de centinela en aquel lugar, sin apartarse de su puesto, le da el alto, el oficial no le hace caso y se acerca, el sable del centinela lo atraviesa con tal fuerza que lo queda clavado en la madera de un mamparo. Un nuevo oficial y soldados se acercan y el centinela no logrando desasir su sable de donde se hallaba pinchado, coge el fusil a modo de maza y con él da muerte a otro oficial y hiere a dos soldados. Da después un salto desde la toldilla para caer sobre el alcázar de popa donde lo acribillan a tiros los ingleses. Nelson que ha presenciado la escena se aproxima al cadáver silencioso.

Batalla en el San Nicolás
La Armada Española en el Siglo XVIII

Urge desembarazar los barcos de muertos y ruina y se comienza a dar sepultura a los muertos. Todos tienen el mismo trato. Una bala atada a los pies. Un responso del capellán y por una tabla deslizanse hundiéndose en el mar. Al llegar el turno al centinela español, Nelson ordena que se le envuelva en la bandera que había defendido con tanto ardor.

A Nelson se le debe que el nombre de este granadero Martín Álvarez, no quedase en el anonimato y figure en la casamata que se encuentra en Gibraltar, un cañón de su barco.

Los ingleses comprueban que el centinela Martín Álvarez no estaba muerto, sino mal herido. Lo curan, lo llevan a Lagos, en el Algarve al sur de Portugal y le dan pasaporte para volver a España, aunque desde otras fuentes se indica que escapó de dicho internamiento.

Desde Lagos, dice Arnao viajó a Montemolín y luego a Sevilla y posteriormente a Cádiz para testificar en la causa instruida para la averiguación de la conducta del comandante y los oficiales del “San Nicolás de Bari” lo mismo que de los demás buques en el desastre del Cabo de San Vicente.

Dibujo del Granadero Martín Álvarez Galán
Archivo Histórico de la Armada Española

Su Majestad el Rey confió el papel de Fiscal de la causa, al Mayor General de la Armada D. Manuel Núñez Gaona.
En el interrogatorio de Martín Álvarez se dijo lo siguiente:
El General Núñez: - ¿Se encontraba en el navío “San Nicolás de Bari” con ocasión de rendirse este barco a los ingleses?-.
Martín: - Yo no he estado nunca en el “San Nicolás de Bari” en ocasión de rendirse a los ingleses.
El Fiscal: - ¿No te encontrabas en el “San Nicolás de Bari” el 14 de febrero?-.
Martín:-Sí señor­-.
El Fiscal: ­-¿Y no fuiste después a poder de los ingleses?-.
Martín:- Si señor-.
El Fiscal: - Entonces, ¿por qué niegas haber estado en el “San Nicolás de Bari” con ocasión de rendirse a los ingleses?.
Martín: - Porque el “San Nicolás de Bari” no se rindió, sino que fue abordado y tomado a sangre y fuego-.
El Fiscal: - ¿Y a qué llamáis entonces rendirse?-.
Martín: - Yo creo, que no habiendo ningún español cuando se arrió su bandera, mal pudieron haber capitulado.
El Fiscal: -¿Pues donde estaba la tripulación?-.
Martín: - Toda se hallaba muerta o malherida-.

Tras la investigación sumaria que se instruyó por el combate el Fiscal se expresa:

"No puedo pasar en silencio la gallardía del granadero de Marina Martín Álvarez, perteneciente a la tercera compañía del noveno batallón, pues hallándose en la toldilla del navío San Nicolás cuando fue abordado, atravesó con tal ímpetu al primer Oficial inglés que entró por aquel sitio que al salirle la punta del sable por la espalda la clavó tan fuertemente contra el mamparo de un camarote, que no pudiendo librarla con prontitud, y por desasir su sable, que no quería abandonar, dio tiempo a que cayera sobre el, el grueso de enemigos con espada en mano y a que lo hirieran en la cabeza, en cuya situación se arrojó al alcázar librándose, con un veloz salto, de sus perseguidores".

Por los méritos recogidos en la batalla, se le quiso como premio ascender a cabo, impidiéndolo su analfabetismo, aprendió a leer y escribir en pocos meses y fue nombrado cabo el 17 de febrero de 1798 y en agosto de ese mismo año cabo primero, al poco embarca en el navío "Purísima Concepción" de 112 cañones de la escuadra de Mazarredo y parte hacia Brest (Francia), al unirse en Cádiz con la escuadra española y la francesa de Bruix.


Imagen del Navío Purísima Concepción
Todoababor.es

El 12 de noviembre llegó una arca destinada a la correspondencia, y una de las cartas era un escrito oficial que se refería a Martín Álvarez, entonces se izó una bandera encarnada como señal infalible de algo extraordinario, e inmediatamente fue comunicada la orden para que toda la guarnición y tripulación del navío formase sobre cubierta, se adelantó el comandante del "Concepción" y mandó salir de la formación al Cabo Primero de granaderos Martín Álvarez, se leyó un Decreto Real por el cual se le concedía cuatro escudos mensuales como pensión vitalicia. A su vez ostentó en el brazo izquierdo el escudo de premio que llevaban los individuos de la clase de tropa por acciones distinguidas de guerra.

"El Rey nuestro señor, ha visto con satisfacción el denodado arrojo y valentía con que se portó a bordo del navío San Nicolás de Bari, el granadero de la 3ª Compañía del 9º Batallón de Marina Martín Álvarez, cuando el 14 de febrero de 1797 fue dicho buque abordado por tres navíos ingleses; pues habiendo Álvarez impedido por algún tiempo la entrada a un trozo de abordaje, supo también defender la bandera que el Brigadier D. Tomás Geraldino le había confiado antes de su muerte, y con su valor hizo de modo que aquella se mantuviese arbolada aun después de todo el grueso de los enemigos tenían coronado su navío. Teniendo también S.M. en consideración de la honrada conducta que en el servicio observa Martín, se ha servido concederle 4 escudos mensuales por vía de pensión vitalicia, en premio de su bizarro comportamiento; y es su real voluntad que se les haga saber esta benévola y soberana disposición, al frente de toda la tripulación y guarnición del navío donde se halle embarcado".
Estando la escuadra del General Mazarredo en Brest (Francia) en cumplimiento de los planes de Napoleón, una mañana en que Martín Álvarez estaba de guardia en el navío “Concepción”, sufrió una accidental caída, dándose un fuerte golpe en el pecho por lo que hubieron de desembarcarlo e ingresarlo en el Hospital de Brest, donde falleció el 23 de febrero de 1801.

Por un Real Orden de 1848, se dispuso que hubiera permanentemente un buque en la Armada que se denomina "Martín Álvarez", siendo el primero la goleta "Dolorcitas", pasando a ser el siguiente un guardacostas de primera clase, después un cañonero y luego otro construido en los EE.UU. el buque de desembarco L-12, también de procedencia americana.  

Buque Martín Álvarez
Armada Española

El 4 de julio sale otra Real Orden para que su nombre figure constantemente como premio en la nómina de La revista de la Primera Compañía, Primer Batallón, Primer Regimiento, nombrándole el Coronel en la Revista del Comisario. Su sable se encuentra en el Museo Naval de Londres.

Monumento a Martín Álvarez Galán

En 1938 fue inaugurado un paseo con su estatua al lado de la ermita de Nuestra Señora de la Granada, acudiendo a tal acto el Almirante Bastarreche y una compañía de Guardias Marina de San Fernando. Las placas del monolito están hechas con bronce fundido de viejos cañones, donados por la comandancia de Marina de San Fernando. La iniciación de este monumento se debe a D. Manuel Núñez Aguilar y su construcción a Evaristo Trujillo, conservándose su maqueta en el despacho del Jefe del Departamento de Marina de San Fernando.

Martín Álvarez junto a la Ermita de Nuestra Señora de la Granada

Desde el año 1986, y con una idea inicial de Antonio López Palacios, los Granaderos Marrajos rinden homenaje a todos los hombres de la Armada en el Monumento a los Héroes de Cavite, pero es en el año 1987, tras el estudio del entusiasta militar Don Pedro Fondevila, cuando por primera vez y con la voz de Antonio Rodriguez Robles, se realiza a las 12:00 en punto, la primera semblanza del acto a Martín Álvarez Galán, dándole en todo momento el espíritu castrense-militar, que requiere.

Homenaje a Martín Álvarez Galán
Foto: José María Navarro Cayuela